sábado, setiembre 27, 2008

La soledad

Un solitario comete actos de soledad, y en efecto, llegar a la casa por inercia, abrir la puerta y observar que todo sigue igual.
Llegar a la habitación luego de sortear las inquisidoras preguntas de los familiares, para que por fin, de una vez por todas, abandonarse en la fria cama testigo de las mil preguntas formuladas y las muchas mas respuestas ensayadas.
Y mirando el techo, que se acerca hasta casi aplastar el pecho que sigue con sus preguntas, pero ya sin respuestas.
¿Y dónde esta Dios en todo esto?
¿Dónde una palabra que caliente el corazón, o una sonrisa que permita ponerse en pie y afrontar la vida. ¿Y dónde los amigos? los verdaderos, aquellos con los que se reía uno a carcajadas cuando uno tenía 20 años, luego de un fulbito, o de un cumpleaños al son de la guitarra y el bombo.
¿Y lo peor? ¿Dónde estoy yo? ¿Dónde mi alegría, dónde mi buen humor? ¿Dónde mis ganas de vivir y servir a los que me rodean?
Y mientras mis ojos cansados del trajin diario se van cerrando, sólo una palabra aparece en mi mente, es una pequeña palabra que la conozco desde que era pequeño... muy pequeño.
"Papá"
Y escucho el piano que acompaña a esta sencilla palabra, tan dulce, tan llena de significados, de aquellos que pueden llenar al corazón más aturdido y desconsolado... un corazón debilitado por su propio egoísmo.
Una vieja canción empieza a hacerse paso, apenas la recuerdo:
Así como soy, pequeño e infiel también,
te quiero cantar ¡Oh Dios te todo poder!
te quiero decir,
sencillamente papá
y a tu amparo fiel, no saber de soledad y poder cantar...
Aceptalo así, mi canto que sube a ti,
mi gran emoción es decir papá.
Pensar que a tu pecho van, a cesar mis lágrimas...
saber que hay amor en ti,
decir como un niño,
decir simplemente papá... papá.

2 comentarios:

Jenny dijo...

Tenias a un poeta escondido alla dentro! Saludos Jorge!!!

Jorge M. Chávez dijo...

gracias por escribir Jenny,
asi es,
hay un poeta que quiere decir muchas cosas,
ya habra tiempo para que diga lo que siente