Hace unos años leí de Ivan Thays "El viaje interior", una obra estupenda en el que una chica contando con el amor de su novio decide dejarlo sin una razón en particular. El narrador describe ese duro camino del desamor, de tratar de dejar al amor que una vez el joven sintió por la chica.
Esta obra de amor y de desamor me hizo pensar en lo doloroso que es dejar de amar a la persona a la que uno pudo haber amado durante mucho tiempo, lo difícil que es poder volver a sonreir cuando la persona que uno amaba se ha ido sin dejar un rastro ni esperanza de volverlo a ver.
Así comienza Thays su obra:
"El amor es una línea. Una sucesión de puntos trazados sobre el plano de la existencia. Imposible saber en qué punto empieza, en cuál termina, cómo independizar un segmento de otro si todo parece un único trazo continuo. Al azar, con los ojos cerrados, dejo caer el índice sobre un punto cualquiera de la línea. Cae en los seis meses cumplidos en Busardo. ¿Puede ser ése un comienzo? Es probable. En todo caso, al igual que todos los recuerdos, ése también era vago, cubierto por una inevitable neblina, sin contornos, con apenas un objeto sólido recortádonse en medio de lo difuminado: el sol."
En estos días en los que el amor es tan escaso, me pregunto si esta obra de Thays - de prosa de estética postmoderna - refleja el narcisismo propio de los sujetos muertos por sus propios enfrascamientos y reflexiones egoístas.
En todo caso, ¿donde esta el amor? ¿donde las palpitaciones de ese cofre insondable?
Necesitamos tanto del abrazo del ese amor... y a la vez, necesitamos tanto dar ese amor escondido muy dentro nuestro...
Korne05 lo canta sencillamente: "Si me lo pidieras, te daria el sol y que inundes mi dolor"
