Este fin de semana un buen amigo y compañero de fe, fue asaltado cerca de su casa. Minutos antes había retirado una suma de dinero por ventanilla en un banco limeño.
Los sujetos que lo asaltaron eran conocedores de la operación bancaria, que lamentablemente ya no nos sorprende por los múltiples casos, y lo interceptaron con tres autos y revólveres.
Al llevarse el sobre del dinero, los asaltantes le dejaron tres balas en el cuerpo, y el día sábado que lo fui a ver, los médicos se asombraban por el hecho de que las balas no habían comprometido algún órgano ni la columna vertebral.
Su esposa me comentaba que daba gracias a Dios que se hallaba recuperándose y lo que me llamó la atención fue que el primer dia del evento, se apersonaron a la clínica cerca de 60 personas, al punto de que no se podía mantener el silencio correspondiente.
Los amigos, una vez más, en estas circunstancias aparecen para dar su apoyo y sus oraciones, que fortalecen el espíritu y nos dan fuerza para salir de estos trances.
Desde aquí, Carlitos, se que nuevamente te tendremos caminando y disfrutaremos de tus ocurrencias y tu buen humor.
Foto: En una distinguida clínica, esperando el turno para visitar a Carlos.
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