
Sumado a esto proponemos que los jueces deben ser personas que tengan una vida ejemplar, ya sea tanto familiar como de trayectoria profesional. Es hora de erradicar la corrupción. Nuestros jueces no deben tener hábitos que desdigan su imagen de autoridad. Por ello, necesitamos jueces que sean esposos fieles y no dados al licor, padres pacientes y veraces, hijos agradecidos de sus padres, etc. Ya es hora de vivir bajo la verdadera justicia, la que proviene de la integridad.
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