Un abrazo para todos aquellos que tenemos la responsabilidad de criar a los hijos conforme al corazón de Dios.
Ser padre en nuestros días es todo un desafío, como es el sembrar en el corazón de los seres amados ese rastro, ese toque de Dios que permita mostrar un estilo de vida, una dirección hacia el Creador.
Tuve la oportunidad de ubicar a un grupo de hombres que cumplían esta función en la vía pública, el pasado domingo en la tarde, en plena Av. Gamarra en La Victoria.
Hombres que con Biblia en mano, un pequeño bombo y un micro hablaban de aquel Padre que esta en los cielos tocando la puerta del corazón de aquel hombre, mujer, joven o niña que necesita ese abrazo de consuelo y paz, de ternura y amor.
Mi homenaje a estos padres de familia, de iglesia, de calle.
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