
Menos aún las personas que andamos en él. No somos mercancia para los políticos de derecha ni los de izquierda, ni para la economia de mercado ni para el socialismo.
Tampoco somos mercancia para las iglesias, que quieren nuestra fidelidad, tiempo y dinero en aras de la denominación o institución religiosa.
Proteger el planeta, el mundo y los que en él habitan con valores morales como la justicia, la igualdad, la solidaridad, la verdad deben constituir una nueva forma de conocer a la persona de Jesús, Rey y Contructor del Universo... el amigo de verdad.
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