La semana pasada recibí la llamada de Frank, antiguo amigo del grupo de jóvenes de la Iglesia a la que íbamos hace varios años.
La novedad era que iba a casarse en matrimonio civil el jueves que pasó y que deseaba también casarse en una muy breve pero significativa ceremonia religiosa este domingo 18 de febrero.
Para ello, me hacía recordar mi promesa de ayudarle a tal propósito hace unos meses. (Le había ofrecido mi casa y hasta un maestro de ceremonia).
Lo cierto es que el tema me hizo pensar en que las bodas religiosas en realidad no casan a la pareja, sino que más bien se trata de un tiempo para celebrar los amigos, el acuerdo de dos personas en pasar la vida juntas. (la boda civil es la que establece el lazo matrimonial de manera formal).
Incluso la persona que dirige la ceremonia puede ser un hermano en la fe, que puede dar una bendición fruto de su experiencia exitosa ya sea como esposo o esposa.
En fin... con todo gusto este domingo a las 2 de la tarde en mi casa habrá boda y tendré el privilegio de hacer los preparativos para los novios.
Por supuesto que la novia estará de blanco, y habrá marcha nupcial.
¿Alguién más quiere casarse?
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