
Recuerdo los años de dedicación y paciencia que tuviste conmigo, así como muchas de las palabras que me dijiste durante mi adolescencia, mostrándome cuánto me amabas.
Quisiera decirte, madre mía, que te amo y que me siento feliz y orgulloso de haber sido y seguir siendo tu hijo.
Tu amor me ha hecho hombre y tu fe me ha mostrado el camino para ser un seguidor de Jesús.
Te tengo siempre en el corazón y me hace feliz verte sonreir y escuchar tus historias que cuentas a mis hijos de cuando yo era un niño.
Me hace feliz el abrazo y el beso que me das cada vez que te veo. Me hace feliz verte a los ojos y saber que eres feliz cuando miras los míos, y reconocer en tus pupilas que aún soy un niño para ti.
Feliz cumpleaños mamá.
Foto: Hoy al mediodia comiendo un rico pollo a la brasa con el viejo que acaba de llegar de viaje.
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