La comunidad de corazón o la institución religiosa voraz que no se sacia

Antes que nada decir que no tengo ningún problema con la IGLESIA, el cuerpo de Cristo, pero sí los tengo con las Instituciones Religiosas Católica o Protestante que se dedica a subyugar a la gente sincera y desarrollan una labor de proselitismo religioso en su afán de hacerse más grande y poderosa (en muchos casos con supuesta base bíblica).

Muchas veces encuentro cristianos que se enorgullecen que sus iglesias tienen miles de miembros, en otros casos he observado que de manera tácita compiten por quien tiene el ministerio de jóvenes más vistoso o el número de células de matrimonios que poseen.
Solo falta que un día de estos, a alguien se le ocurra hacer un ranking de las iglesias más exitosas o más populares, así como las iglesias de moda.

Cuando leo los evangelios y veo a Jesús tan cerca de la gente, y a la vez tan cerca de sus amigos, encuentro que lo básico en una construcción eclesiológica sana se basa en las relaciones entre las personas, en la convivencia pacífica, en la solidaridad mutua, que nada tiene que ver muchas veces con los grandes expectáculos que ofrecen en el menú dominical las instituciones religiosas católico o protestantes a sus feligreses.

La comunidad debe ser ese espacio terapeútico en el que sus miembros participan, y manifiestan la presencia del Espíritu Santo libres del dominio de la religión. Y en ese espacio de intimidad, Dios sigue hablando al corazón de los que le buscan

En la foto, la institución religiosa ofrece el menú dominical de 7 servicios de 1 hora y media cada una, una muestra de su afán de seguir llenando sus templos.

Foto tomada en la puerta del local de la Comunidad Agua Viva, ex cine Orrantia.