Recibí un mail de Manuel Hidalgo Cruz, cristiano chileno de Rancagua quien hace un llamado a una reconciliación profunda entre los pueblos hermanos de Sudamérica. Decidí incluirla ya que esto forma parte de la Misión de Dios, el reconciliar a los pueblos en franca y real comunidad.
Mis amados, un gran abrazo a todos los que aman a Dios, y a su Hijo Jesucristo y han sido sellados para la redención por el Espíritu, y también una bendición de fe para todos aquellos que reciben estas palabras y permanecen en tierra de nadie aún, sin saber si realmente son verdaderos cristianos. Una manera de recuperar la fe o llegar a tenerla la da la misma Palabra que es oyendo la Palabra. Quiero volverles a instar mis amigos a un tema quesigue siendo prioridad en nuestro continentesudamericano y que es la resolución de conflictos en nuestros países para que la justicia de Dios, la cual no se sólo es particular, sino también comunitaria, brille por la intercesión, por la proclamación, por eltestimonio de vida y de justicia de sus propios hijos. Y me refiero a más de cien años de injusticias que desde nuestro país Chile hemos cometido con nuestros hermanos bolivianos al no permitirle salida soberanaal mar, quienes la perdieron luego de una vieja guerra, la del Pacífico, en el siglo XIX. Sé que lavoluntad de nuestros gobernantes es dar todas lasfacilidades al país antiplánico para que tenga todoslos accesos a poder sacar sus mercaderías, tengaferrocarril, puerto, libre de impuestos, etc., perotodos sabemos que esos son dulces, el problema no sesoluciona por eso, el problema de Bolivia no es comosacar sus productos, sino es SOBERANÍA marítima y esoes lo debe solucionarse con ellos y es de justicia legítima, y único camino para la sanidad de ambas naciones.
Por supuesto no será devolver el territorio que ahora es cien por ciento chileno, no tendría sentido, sino dar una salida soberana inteligente pero soberana. Nuestros vecinos necesitan para la sanidad interior esa solución y no un cúmulo de facilidades. El problema no es por lo económico, es un problema interior, es un problema del alma de nuestros hermanos. Y nosotros como cristianos les invito a orar por esto, a hablar de esto, en los distintos países, a escribir sobre esto. Nuestras autoridades políticas pueden tener, y creo que la tienen, toda la disposición a esta solución definitiva, pero los costos políticos son muy altos y aunque sea de justicia prefieren eludir la responsabilidad de hacer justicia con el país vecinos por el mezquino amor al poder gubernamental. De seguro que si gobernara en estos instantes la oposición su actitud no sería distinta. Voces políticas de la actual coalición de gobierno que no tienen mucho que perder han declaradosu favor a la salida soberana al mar. Pero si el mismogobierno no lo hace la situación es casi imposible, a menos que ellos sepan, y de nosotros, y de los miles de personas a favor, que tienen nuestro apoyo a esta solución. Probablemente suena un poco ajeno a ser cristiano este tema, en absoluto, debiera sonar más ajeno a los ateos, a los no conversos que a nosotros. No podemos ser cristianos solamente con un testimonio eclesial, denominacional, encerrrados en nuestros mezquinos intereses locales. Si no tenemos voz para los que no la tienen, entonces debemos revisar seriamente nuestro compromiso con el Señor de toda la humanidad. Éste esun de los muchos temas en que no podemos ser indiferentes y que tenemos que involucranos. Les insto a que la próxima semana, a partir del domingo 28 de Octubre, todos nosotros escribamos al diario EL MERCURIO que es el más leído por los que ostentan la riqueza y el poder, y hagamos una carta a favor de apoyar una salida soberana al mar para Bolivia, y pueden hacerlo no sólo los chilenos, sino todos los amigos y hermanos de los países que reciben lapalabra discipular: el correo para enviar la carta es: cartasaldirector@mercurio.cl
Mis amados, un gran abrazo y la paz, no como el mundo la da, sino la que nos da el Señor, esté cubriendo vuestras vidas, vuestras ciudades y vuestras naciones para que todo el mundo pueda conocer al Fiel y Verdadero, Jesucristo, el Hijo de Dios.
Manuel Hidalgo Cruz de la linda ciudad de Rancagua, Chile
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