Ayer en la tarde sentí el movimiento sísmico camino a mi casa. En esos momentos sólo pensé en la salud de mis hijos y la angustia se acentuaba conforme pasaban los minutos, las líneas telefónicas colapsadas hacían imaginar cualquier catástrofe.
En mi caso, sólo hubo susto, pero al escuchar las voces de dolor en la radio pude constatar las pérdidas de vidas, sobretodo en Pisco, Chincha e Ica (ciudades al sur del Perú).
Desde estas lineas mis condolencias a los familiares de los más de 337 fallecidos en esta tragedia que enluta nuestro país, declarando sobre sus vidas PAZ en medio de esta tormenta de dolor.
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