En mi peregrinaje eclesial he llegado a conocer varias iglesias, pequeñas por cierto, que hacen lo indecible para llevar el nombre de una congregación conocida en el medio a efectos de poder lograr el éxito como iglesia.
En este sentido, se pìensa que una iglesia exitosa o saludable esta relacionada con la cantidad de miembros que se congregan en ella. De ahí que en los diferentes eventos se encuentra uno con diferentes pastores que se enorgullecen de contar con la congregación más numerosa o con la congregación más influyente.
En Estados Unidos se observa esto con mayor frecuencia, ya que siempre se publica la relación de pastores más influyentes año tras año. Esto parece un ranking de temas musicales, o los nominados a un premio Oscar.
Nada más lejos del reino de los cielos, en donde lo más importante es la caridad, la solidaridad y la buena comunicación con las personas que nos rodean, antes que la pose para la foto o con mostrar al resto el supuesto éxito ministerial.
El denominacionalismo, es decir el llevar orgullosamente el nombre de una megaiglesia, con la finalidad de seguir creciendo en cantidad de prosélitos religiosos constituye un producto del capitalismo religioso. En realidad, no es otra cosa que hablar de las franquicias, las cuales tienen como objetivo captar más clientes mediante el uso de una buena marca.
Muchos dicen que es para diferenciarse de las otras iglesias, en mi opinión se trata del deseo de algunas personas de "hacerse un nombre" levantando su propia torre de babel.
En la Biblia leo que Dios da gracia a los humildes y resiste a los soberbios, esta entiendo debe ser también nuestra actitud. Abrirles las puertas a los que sirven y ayudan a otros; y además exhortar a los que convierten al cuerpo de Cristo en pequeños reinos humanos.
Más sobre este tema recomiendo este link.
1 comentario:
¡¡¡¡Ese Trinquete se pasa!!!!!
Publicar un comentario